La conquista del aula tiene que ver
con el papel que juega el maestro ante sus alumnos, una función donde se piensa
constructivamente sobre la importancia del aula como espacio donde se
construyen conocimientos más allá de una frívola impartición o asimilación,
conquistar el aula está ligado con la puesta en práctica de valores universales
comenzando con el de educar para la vida, propiciar una enseñanza y una
aprendizaje activos desde todos los puntos, donde el dinamismo sea la
característica que se nota en el ambiente. Se piensa más en el alumno que
antes, ahora el alumno representa el centro de la actividad en el aula, sin
menoscabo de la figura de un maestro que igualmente es promotor del cambio.
Conquistar el aula es propiciar un aula feliz porque en ella interactúan
personas felices.
La misión del docente parte desde el
amor por su trabajo para el amor hacia sus estudiantes y para ello se apoya en
principios orientadores como los aciertos en su trabajo, los desaciertos y las
soluciones que puede favorecer. Siendo así un maestro auténtico porque planea
estratégicamente las situaciones de clase que impartirá en beneficio de sus
alumnos. El rol del maestro es plural porque pisa terrenos de creatividad,
innovación y propuesta, impulsa energías creadoras como la preparación, la
planificación y la proyección, como herramientas imprescindibles para alcanzar
esa anhelada conquista.
El maestro será un facilitador,
comprometido con su trabajo, con su misión, a través del desarrollo de
proyectos productivos, pedagógicos por lo que ha de mostrar alternativas ante
las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, confía en las capacidades de
los alumnos y tiene un encuentro directo con ellos, lo que le permitirá un
autodescubrimiento del valor de su persona y no solo como maestro conquistador
que es. El maestro aún puede conquistar el aula y
ser querido por sus alumnos como muchos seguramente ya lo son.
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