Cuánto dolor sufre el alma, cuando ves que el amor no llega a ti como lo esperabas, será porque esperas tanto y no te das cuenta que el amor también es dolor? Donde se supone que no me querían recibí satisfacciones, felicitaciones, halagos, los amigos surgieron donde no los esperaba, todo con el fin de demostrarme que están conmigo, pero, en realidad me querían, me amaban o solo era para hacerme notar su amor oculto, el que está lleno de hipocresía, el que dice pero no siente, o de verdad era una manifestación que venía del alma, el que se da sin mirar a quien, el que se muestra tal cual es, si el que lo recibe está con él o no, si lo aprecia o no. De lo que no tengo duda, es que cualquiera que haya sido la razón de su presencia y cualquiera que haya sido el motivo de su llegada a mí, me hizo sentir bien, me reconfortó, despertó en mí sentimientos de hermandad, trajo una sonrisa a mi rostro y me hizo dar muestras de afecto a los que me rodeaban y eso para mí es suficiente.
Donde más esperé recibir afectos, caricias, felicitaciones y muestras de apoyo, lo que a mí llegó fueron reproches, conductas inapropiadas, rostros que denotaban frialdad que hasta daba miedo enfrentarse a ella con el temor de despertar su ira y se vuelva contra mí. Entonces el alma llora de decepción, de tristeza, de coraje, de ira, de rencor. Calla porque tiene miedo, no pronuncia nada porque las palabras sobran ante el dolor, lo único que busca son respuestas a una multitud de preguntas que surgen del ser, de él mismo, pero lo que encuentra no le satisface quizá porque está confundido.
El amor puede estar oculto en alguien y no manifestarse cual debe ser su obligación, pues de él depende la felicidad del hombre, habría que preguntarse para qué sirve lo que no hace bien, vale la pena guardar lo que no produce bienestar al hombre. Mi respuesta es que, siempre que tengas algo de valor, compártelo con los demás, no lo dejes en el rincón de los olvidos que allí se vuelve nada y hace mal al alma. Preferible es darlo pues le hará bien a él y a ti, entonces solo entonces habrá cumplido con su cometido.
¿Será que no debí esperar nada? ¿Quizá ese fue el error que cometí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario